Todos tenemos un equipo especial fuera de nuestras fronteras. El Liverpool es mi cachito de corazón que emigró y no volverá a España. No soy del equipo de Anfield por la llegada de Rafa Benítez y su "españolización", lo soy desde mucho antes. Desde que escuché por primera vez el himno cantado por 45.000 gargantas: "You´ll Never Walk Alone".
Debido a las horas bajas que pasa el equipo, actualmente no tiene ni entrenador, este viernes me toca mirar atrás y ver que se cumplen siete años (25-5-2005) de la consecución de la quinta Liga de Campeones de los 'red' en una de las mejores finales de la historia.
En esa final el españolizado equipo perdía al descanso por 3-0 frente al último gran Milán que se recuerda. A pesar de ello el Estadio Olímpico de Atatürk de Estambul (Turquía) vio como el Liverpool se alzó como vencedor tras empatar el partido y vencer al equipo italiano en la tanda de penaltis.
El equipo ingles tiene una historia de película épica. Para confirmar esto solo tienes que pensar en el nombre que le ponen al estadio sus aficionados: Las mazmorras de Anfield. Además a esta simbología hay que unir el dragón del escudo que vive en el estadio y ayuda al equipo en los momentos difíciles.
Toda esta tradición, ha revivido con fuerza gracias a Rafa Benítez que ha devuelto los tiempos de gloria al club inglés. Precisamente, debido a la vacante de Kenny Dalglish los dirigentes del equipo han puesto sus ojos en otros español: Roberto Martínez para volver a la senda del triunfo.
Todos confiamos en que Bob pueda poner al Liverpool donde nunca debió salir. Solo hay una cosa que nunca cambiará. El Liverpool nunca caminará solo.
